lunes, 19 de mayo de 2008

Vuelven los Hombre Grises

Hace más de 30 años Ende nos habló de ellos, pero todos creímos que eran fruto de una gran imaginación, que eran cuentos para niños, que nunca vendrían. Y ya están aqui.
Los hombres grises se apoderan de nuestro tiempo, nos cargan de obligaciones, de premuras, nos obligan a someternos a su diosa, La Prisa. Todo se convierte en inmediato, en totalmente necesario, en indispensable. Lo urgente pisotea y hunde a lo importante, lo verdaderamente importante.
A menudo, sin quererlo, nos vemos arrastrados por la corriente, nos montamos en un autobús, o en el metro, y acabamos corriendo como el resto de la gente, aunque no tengamos prisa ninguna…



Estamos rodeados de ellos, hombre grises que se fuman nuestro tiempo a grandes bocanadas y que ríen a grandes carcajadas, viendo como cada día estamos más ocupados, como cada vez somos más infelices.
Me niego a caer en esta absurda vorágine, y por ello, grito como dijo el gran Groucho:
“paren el mundo, que yo me bajo”