viernes, 22 de mayo de 2009

El Camino

Sentir el viento en la cara, una rama que cruje al pisarla, una extraña mezcolanza de cantos de pájaros invade mis oídos…

Un camino cualquiera que nos lleva a cualquier parte, a ninguna parte, apenas si importa… sólo andar por andar, por el placer de hacerlo, entre sobras de enormes árboles o con el tibio sol de primavera en la cara.

Ya casi me había olvidado de lo bien que me hace sentir la cercanía a la naturaleza, el volver a nuestros orígenes, a comunicarnos de otra forma con nuestra “Madre Tierra”.

No hay nada como un puñado de amigos y una buena caminata por delante, sin prisas, sin objetivo claro, o si, con uno, uno sólo, pasarlo bien.


O una pequeña salida a correr, sólo en compañía de tus pensamientos, los mensajes de tu cuerpo ante el esfuerzo, y, por que no, una buena música si se tercia, aunque cuando uno corre por entre pequeños arroyos, majestuosos pinos y medrosos gazapos, hasta la buena música sobra. Y camino por delante, siempre el camino…

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